San Isidro del General.Semanas atrás les mostré la realidad de una comunidad como Longo mai, en donde, buscan las mejores opciones para realizar los procesos con la caña en temporada de zafra. También, observamos la realidad que se vive en los cañales, de familias completas que esperan con tanto entusiasmo la época de zafra.
Esta vez, vamos a conocer la realidad del productor cañero y como sus esfuerzos se ven salvaguardados gracias a distintas instituciones que les brindan subsidios para que puedan salir adelante con sus procesos.
El cultivo de caña de azúcar y su producción ha sido, por décadas, de los principales motores del desarrollo económico -social del país. Según datos brindados el año anterior por Fedecaña, se cultivan al menos, 62 mil hectáreas de caña, en 25 cantones y 114 distritos del territorio nacional.
En donde más del 90% son pequeños productores, con entregas que no sobrepasan las 500 toneladas métricas, claro está, sí sumamos a este porcentaje a los medianos productores el número aumentaría a un poco más del 95%. Lo cuál, nos hace caer en cuenta que nuestro cantón, es donde más volumen de productores medianos y pequeños existe.
Hombres y mujeres que con esfuerzo y de forma visionaria, honesta, trabajan para llevar sustento a sus hogares y por lo cuál gracias a ello se forma generación de empleo.
¿Pero cuál es la realidad de estos productores?, ¿cuentan con los ingresos suficientes para cambiar sus técnicas en el campo, invertir en la tecnología que tanto se aclama de otros países? Oscar vega, dueño de finca La Chacarita, desde pequeño conoce el campo, los cultivos de caña y ha presenciado como ha evolucionado los trabajos en el campo.
José Quirós es otro productor que, con 18 años de dedicarse a la producción de caña, ha ido involucrando tecnología y otras formas para mejorar los procesos, por supuesto, que también ha visto como colegas han dejado sus tierras de lado por temor al panorama que han venido enfrentando en los últimos años.
La realidad no ha sido favorable para el productor cañero, y es justo, aquí en donde se debe entender mejor la función de los distintos participantes en el proceso de temporada de zafra.
El modelo de integración entre productores, ingenios y la Liga de Caña (LAICA), se rige acorde en la Ley N°7818, la cuál garantiza al cañero dos puntos primordiales: la compra del producto y el pago de un precio justo.
En efecto, la Ley establece que, de la cuota asignada por LAICA a los ingenios, el 50% debe completarse con caña adquirida a los productores independientes, y determina, además, que del valor neto del azúcar y la miel contenida en la caña que los productores venden a los ingenios, el 62.5% le pertenece al productor.
Anudado a esto, el productor cañero está siendo protegido con la medida de salvaguardia, como una medida de urgencia ante las importaciones que recibe el país de azúcar. Sin embargo, a pesar de esto, también se ha visto necesario, el aporte de programas que vienen a fortalecer y ayudar a la ecónomia del productor cañero para lograr eficientizar sus procesos y que se mantengan con la producción de azúcar.
Programas como Premio de Comercio Justo, el cuál solo , tres cooperativas en el país lo poseen, entre ellas, CoopeAgri.
Para muchos desconocedores del sector cañero, es un gran negocio,pero la realidad es que esta económia esta en riesgo,tanto los productores, el empleo que generan, el modelo, las inversiones realizadas y el mismo abastecimiento de azúcar en el país.
Y es aquí cuando se acerca la época de zafra, ¿que debemos considerar?, que es peor para la sociedad, que se extinga este sector y crezca la pobreza?, O tres meses donde la zafra, sus productores, año con año se enfocan en mejorar sus procesos basados en sus posibilidades económicas.
Una realidad y un análisis que debería considerar el mercado nacional y la misma sociedad.