San Isidro de El General. Cuando empiezan a salir los primeros rayos del sol, en los distintos cañales de la región arrancan las jornadas de trabajo de varios cortadores de caña. Quienes, a pesar de los azotes de calor, el sobre ponente sol, hollín de la ceniza y su mismo cuerpo trabajan incansables por culminar sus tareas diarias.
Para un porcentaje de la comunidad, un trabajo que podría ser sustituido por maquinaria, al igual que como se realiza en otros países. Olvidando, la historia real que existe detrás del cañal, familias enteras que dependen de estos 3 meses de zafra y productores cañeros en su mayoría pequeños y medianos, que apenas logran salir con sus costos de producción.
Son 3 meses donde se exigen así mismo su máxima resistencia física, en donde se pueden mirar las burbujas familiares trabajar de sol a sol, visitar estas fincas en temporada de zafra, es dar un vistazo a una realidad latente, a una parte de nuestra sociedad que espera con ansias la temporada de zafra para juntar dinero y en donde tanto hombres como mujeres hacen de este oficio honorable su sustento.
Según datos estimados por la Federación de Cámaras de Productores de Caña ( Fedecaña) la temporada de zafra genera alrededor de 7500 a 8000 empleos directos, esto, sin considerar el resto de encadenamientos que se desarrollan en la economía del país, gracias a la producción cañera.
Ejemplos claro de esto son Juan, José, Rocío y muchos otros colaboradores de las distintas fincas que hemos visitado. Sus realidades están llenas de perseverancia, esfuerzo, lucha por subsistir en una sociedad donde las oportunidades de trabajo, cada vez son menos.
Son historias entre cañales, familias tanto de productores cañeros, como colaboradores que dan todo durante la temporada de zafra y que, al caer la tarde, terminan satisfechos por un día más de vida y de trabajo.